8.8.15

Error

0 comentarios


Está mal lo que voy a hacer. Rechazar la importancia de la sonrisa. Cada día, despertamos y nos volvemos a convencer de que las reglas del mundo están bien. Escondemos las heridas, respiramos profundo, tomamos algo caliente, vemos nuestro reflejo y caminamos por la calle. Allí, todos somos iguales. Nos inundan, nos fuerzan, nos llevan con ellos y nos exigen sonreír.  Nos molesta. No comprendo cómo sobrevivimos a una vida en la que se busca, casi inmediatamente, clausurar el dolor. Cómo aceptamos un mundo en el que alguien más nos dice el tiempo que debe -así en imperativo, ¡debe!- durar la pena. Y sí, me refiero a esos procedimientos de injerencia en la tristeza, a aquellos modos disfrazados de bondad que nos obligan a encubrir los destrozos con una sonrisa. Entonces, un día te despiertas, miras el vapor de tu respiración en el aire, te mojas la cara, cubres tus ojos con tus manos y te vence la angustia, lloras. Ya no te parece que las reglas estén bien.

[Nunca quise obligarte a la sonrisa. Solo quería darte la mano, así es más fácil llevar el peso.]


Jacko


3.8.15

Adivíname

0 comentarios


A veces no sobrevivimos. Estoy en una oficina todo el día. Acá el clima es incomprensible: acá, quizá sea yo, no se comprende nada. Escucho a todos, siempre hay argumentos a favor y contra; creativos y aburridos. Tengo la alucinación de haberlo escuchado todo, estoy harto, desolado. No termino ningún libro que comienzo, busco un argumento que me libere. No lo encuentro. Que desperdicio esto de aniquilarse lento. ¡Basta! Por mi piel se restriega un recuerdo, lo desprendo, lo miro fijamente a los ojos, me permito la ira, el descontrol y lo envuelvo como un pequeño rollo y lo dejo en una vereda por la cual nadie marcha. No importa cuánto nos aferremos, al final no sobrevivimos. 

Adivíname / Jacko