Aquí, conviene hacer algunas distinciones necesarias para: desmitificar
la complejidad y evitar confundir con la ficción lo que sólo es un simple
aspecto de lo cotidiano. Después de todo, pocas cosas se disipan con tanta
facilidad como la sensualidad. Primero: la sensualidad desbordada siempre lo físico;
segundo: no existen espacios naturalmente idóneos; y, tercero: se relaciona más
con el caos (un lugar saturado y sin orden) que con la sutileza, el orden o la obediencia.
De alguna manera, lo sensual, se convirtió en una acción de crisis y mentís. Entonces,
que no nos vengan a decir que existe una “sensualidad normal”. Si compramos esa
fábula, lo hemos perdido todo.
Jacko / Música |