27.1.16

Sonrisas bonitas

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Vivo. La noche tibia, libros, una mariposa que choca contra un foco, el cielo oscuro, Canetti desordenando, música a lo lejos y yo, tratando de escribir,  ¿Cómo se describe una sonrisa? Solo, la necesidad de encontrar a Pavese, el recuerdo del escribiente, Quiroga, Arlt y Pizarnik. Me incomoda no poder describirla. La prepotencia de la vibración del celular, el olor a claveles, los claveles en la mesa que dejó mi madre, Verdi y el sonido de los autos en la calle. Su irreverencia, sus manos en mi rostro. “Habla memoria, pero no digas todo” de Comadira, también teoría, periódicos, el viento en mis pies, una ventana abierta, la computadora en mis piernas, debo levantarme por café. Ella, la dulzura, el recuerdo, el momento inesperado, su calma, mi calma, desconocidos completamente. Yo, invadido por la felicidad, una amiga -una buena amiga- se rinde a la literatura, mensajes sobre Rosa Montero, letras, mi reflejo en la pantalla frente a mi cama –la cama que perteneció en su juventud a mi padre-, mi mano sobre mi barba. Un correo electrónico URGENTE, otra vez la noche oscura. Un solo nombre para cada letra, una uve -que se dibuja en su labio superior- se destaca en su sonrisa, los labios separados, su blusa verde que no la opaca, su dulzura, felicidad y atrevimiento. ¡Hay sonrisas bonitas!