1.9.12

PAISAJE



Y una vez más nos encontramos acá… sé que la espera nunca es tormentosa cuando no se está consciente de la ausencia, pero igual regresamos. Ya saben, no será por miedo a la locura que bajemos la bandera de la imaginación… Espero estas letras sean de su agrado, les dejo este paisaje

El amanecer vino acompañado con lluvia. Innumerables balcones se diluían en una corriente de colores. Paisaje particular para otoño en la ciudad. Las hojas – las innumerables hojas marchitas- recobraban su color mientras eran arrastradas por la corriente multicolor que invadía las calles. Calles empedradas, paredes de barro –de por lo menos un metro de grueso-, ventanales de madera y nadie, nadie para mirar el paisaje descomponerse.


La brisa acompañaba el desplazamiento de la corriente, facilitaba –además- el desvarío de las hojas sobre el agua.  Una danza espontanea se dibujaba en las calles mudas. La lluvia no se detuvo. Aquellos pequeños riachuelos a cada extremo de la calle, habíanse combinado, ahora, sobre la calzada empedrada se dibuja una sola lámina de agua.

Jacko - Gracias a esos espacios perdidos 
Resulta fácil imaginar voces en este sitio. No hay  electricidad, no hay nadie, pero un viejo radio sigue sonando atemporal a lo lejos. Despiertan inesperados los recuerdos que se bañan de pintura. Pequeños corren azules sobre el agua y más de una pareja reflejada aprovecha para sujetarse una vez más. No, no hay nadie, es cierto, pero que fácil resulta imaginarlos. 

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